lunes, 21 de septiembre de 2015

Deliciosa oportunidad

Shh, shh. Tranquila, ya va a pasar. Dale, pichona, no te me pongas así. Claro que me pongo mal yo también, es que va por dentro lo mío, es difícil de explicar, para un varón es difícil, nunca nos dejaron llorar, nos decían que estaba mal y ahí uno va formando una cascarita, una costra, que crece desde dentro, bien dentro, y te hace duro pero bien duro, eh. Y sin embargo, sentís tras esa cascarita, sentís que algo se mueve como bailando, como retorciéndose, así, y todo es por dentro porque no sale, es muy jodido que salga. Pero he visto a hombres que se les escapa, que esa coraza se rompe al chocar con un poste de luz a ciento cuarenta, se hace una abolladura y se escapa; si vieras llorar cómo lloran esos hombres, el primer llanto que se les permite, si los vieras, te juro que se te parte el alma, lloran como chicos, como recuperando todas aquellas veces que se han tenido que tragar las lágrimas y brotan como un manantial y el tipo no sabe qué hacer, cómo contenerse. Qué pena, nena, vieras qué pena. Yo creo que cristo decidió entregarse a la cruz cuando en aquel monte, la noche anterior, vio a un hombre llorar así como te digo. No, es una forma de decir, no sé bien qué dice la biblia sobre eso. Y, por el contrario, a ustedes se les da fácil llorar. Sí, de verdad te digo, date cuenta. Ven una película que las emociona y lloran; discuten fuerte con alguien y lloran, fijate. Esperá, no digo que esté ni bien ni mal, sino que sucede. Ustedes tienen la capacidad de llorar mucho más fácil y, así, parecer frágiles, de porcelana y a uno lo abruma ver eso, nos dijeron que teníamos que cuidarlas siempre, primero con hermanas o primas más chicas, con la mamá también, y luego con las novias, con las esposas, y con las hijas, las nietas, así. Entonces ahí uno tiene que bancarlo todo: llorar pero no llorar.
Pero seré breve aquí. Sí, sé que no es una de mis destrezas, pero lo intentaré. Todo va a pasar, pichona, tranquila. Quizás lo que te diga no resulte, no sea atinado para ahora, es probable que no lo entiendas en este preciso momento, esta deliciosa oportunidad. Sé que te gustan estas palabras, me gusta cuando vos te sonreís así, con lágrimas y las comisuras de los labios hacia dentro, sos especial, en verdad lo digo. El tema es que te hago falta. Bueno, no yo literalmente. Este momento, esta situación, este no que te estoy diciendo, es a lo que me refiero.
Verás, no es fácil. También estuve de ese lado y ahora puedo decir que lo entiendo, recién ahora, a ciencia cierta, ésta cuestión. Todo venía bien hace un tiempo atrás hasta el punto del equilibrio, donde los problemas mayores era no tener queso para los ravioles o sostener un desacuerdo con algún puntaje en esos programas donde humillan a las personas para después, bueno, ponerles un puntaje.  Eso lo era todo. No había sorpresas, las mismas medias de nylon, el mismo maquillaje, el mismo perfume, la misma forma de moverse en la cama, esa agonía de domingo que se te desprendía desde la piel. Estábamos cómodos, estabas cómoda con todo aquello, desgastando las mismas teclas de la máquina de escribir que eramos. Y eso a veces, está bien. O por lo menos eso nos dicen, nos quieren así porque incómodos, con los labios secos de revolución, no les somos útiles, no nos quieren. ¿Pensar? Que piensen los gerentes que los cómodos brutos lavarán las alfombras. Bueno, no quería desviarme así. No, no me mires de esa forma, dije que sería breve. Sí, me había quedado en eso, en que te hago falta. Porque sí. Porque sé que te va a hacer mal que me marche tal como lo estoy haciendo ahora. Por eso me necesitas. Porque me vas a olvidar, porque seré el bosquejo de un recuerdo, de aquél esfuerzo que uno hace al querer recordar un sueño que se hace polvo en la memoria, eso seré para vos en un tiempo. Y así debe ser. Pero primero vos te harás polvo, te romperás en treinta y nueve mil pedazos. Lo sé, no, no es nada lindo decirlo así pero un momento más. He aquí lo bueno. Me necesitas para eso, para romper las columnas de tú estructura, saquear los graneros de tu ser, incinerar la Roma que vive en vos para que se haga añicos, cenizas, polvo. Para que vos te puedas reconstruir. Serás Nerón, te refundarás en vos misma, vas a estar bien.
Shh, shh, de verdad todo va a estar bien. Sí, hace frío, ya pronto amanecerá, pichona, ya pronto.