martes, 18 de septiembre de 2012

Error de cálculo

No sé qué te dijeron a vos pero yo lo entendí de otra forma, diferente. No, no quiero decirte, con esto, que lo mío, lo que pienso, esté bien y lo tuyo no, siempre sostuve que existen tantas razones como puntos de vistas hayan. Así, por ello, que antes de tomar cualquier cualquier decisión, cualquier camino de pensamiento, es menester que me escuches. Sólo quiero poder entablar una conversación, vamos, poder llegar a un punto de encuentro, formar un acuerdo.
Todo lo que he venido diciendo, hacia los adentros de la relación, mis consternaciones, preocupaciones, etcéteras, te han importado poco, lo sé. Son banalidades sin fines de lucro, a veces me dedico a pensar, sé que no parece. Por ello, te podrá sonar raro lo que te voy a decir, más que nada porque sé que no te interesa, que lo tuyo son los números, que el libro diario, las maneras de evitar pagar el iva. En cambio, recordarás que siempre me preocupó el significado de la vida, la necesidad de una respuesta me ha conducido a los confines mejores guardados de las distintas corrientes del pensamiento. También, sabrás, que me he desvelado en varias noches para alcanzar la esencia de la felicidad, la definición de una sonrisa. Pero creo que siempre hemos discutido sobre algo, sobre eso que vos no entendías el cómo yo me podía pasar indagando sobre tanta teoría enrededor de una palabra. Es hoy en día que no logro, todavía, encasillar un cuadrante, un concepto para el amor, para las relaciones, el cómo el más nítido y puro sentimiento se puede desvanecer, hacerse granos de arena para luego reconstituirse en otra ocasión, con alguien más, en un colosal castillo, impenetrable hasta que las dudas lo astillan, hasta que la marcha continúe, ad eternum.
Por eso, te lo cuento así, quiero decirlo así. Existe, dentro del torrente de mitología, de fábulas, una historia en particular. Todo es particular, no me vengas con lo relativo. Esta historia habla de la creación del hombre, de cómo nació. Tal vez te parezca una fantasía, algo ridículo, lo sé por tu expresión, es la misma que usas cuando me intentas explicar la importancia sobre las cuentas nacionales y yo no te doy bola, perdón. Pero prosigo, quédate un poco más.
En sí, dentro de la mitología griega, se cree, se supone, que Zeus, en algún momento, se le dio por crear mortales en un mundo poblado por dioses. El tema es que, al crear tal animal, lo proveyó con dos rostros, dos pares de piernas y dos pares de brazos. Sí, algo grotesco, lo sé. Pero acá viene lo lindo, lo romántico, lo que queremos escuchar. Zeus, en un arrebato de lógica, entendió que el ser humano, hecho así y dotado de lógica y otras cosas que un cadete les brindó a los de nuestra especie, iba a ser muy poderoso y capaz de derribar a los dioses si así lo quisiesen. Entonces, el dios del rayo, emprendió con furia a separar a los primeros seres en dos partes iguales, dotándolos de las mismas características que lucimos hoy en día. Espera, no cruces los brazos todavía, pichona, escúchame un poco más. La cuestión es que, luego de esta explicación, se elabora la teoría de que los hombres vamos bailando el compás de Cronos en búsqueda de esa mitad que nos falta, que nos completa. El amor, se podría decir.
Asumo, probablemente equivocándome, que no entendes bien a dónde quiero llegar con esta baratija. No, por favor, no me reproches que siempre hago largo lo corto, que soy excesivo y detallista. Yo nunca te jodí con los temas de amortización y eso.
Quiero decirte, en resumidas cuentas, que creo firmemente en aquello que muchos desprestigiarán como una movida romancista, nutrida de esperanzas, carente del método hipotético-deductivo. Pero elijo que sea así. Para mí, una suerte de alma, de dios, de demiurgo, nos creó para buscar la otra mitad. Aunque, en vías de excusarme, para mí cometió un error conmigo. Afirmo que en vez de dividirme en dos partes, como hizo con todos los demás, lo hizo en tres, sin querer, sin desearlo. Por eso es que me encontras con tu prima, ahora, en nuestra cama. Error de cálculo.


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7 comentarios:

  1. Es un gran tema el amor.

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  2. Diego, desde que se inventó la pólvora se acabaron los soliloquios excusativos corníferos, sobre todo los de índole mitológicos. Pregunta, ya que la contadora está disponible ¿me podrías pasar el teléfono? Desde ya muchas gracias!

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    1. Sí, Ato, claro está. Siempre todo invento fue despreciando lo anterior, lo que valía. La cuestión que también se encuentra el arte de decidir, de no comprar un chumbo, de esconder los cuchillos, de tener la habilidad para atrapar y siquiera excusarse. Un claro ejemplo es en casa. Mi viejo siempre me dijo que le tenía pánico a las armas, que mejor nunca comprar una, que no soluciona nada. Mi viejo seguro tendrá motivos de sobra como para justificarse.
      Por otro lado, usted no pierde oportunidad, viejo, que lo parió.
      Fuerte abrazo, Ato, fuerte abrazo.

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    2. Por lo que me decís, tu viejo era flor de atorrantón o entendí cualquier cosa? :-)

      En cuanto a la contadora, encima debe estar desconsolada la pobre. No, si lo mío es solidaridá pura, vio? :-) Abrazo!!

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    3. Te diría que mi viejo podría encajar tranquilamente en Les Torrontes. Con todo lo que eso implica.
      Y, en relación a la contadora, sí existieran más hombres como vos, el mundo sería un lugar mejor. O no. Pero siquiera existiría la gentileza de estar ahí por el otro, para uno. Imagino las anécdotas que tendrás en relación a ello.
      Fuerte abrazo, Ato.

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    4. No tantas Diego, no tantas. Soy pésimo para el consuelo. Empiezo a dar consejos y me olvido que no buscaban eso, sino sólo ser escuchadas.
      Decile a tu viejo que se arme un blog y que se una a LT. En Noviembre hay elecciones, libres. Tal vez lo voten como Presi! Abrazo!

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