domingo, 22 de julio de 2012

Parecer

Ella actuaba raro. Siempre hablando por teléfono, abusando de los mensajes de texto a toda hora. Se dedicaba a estar en Internet, actualizando su estado en redes sociales, ya no me preguntaba cómo estuvo mi día, no me esperaba con esos abrazos capaces de sellar la paz mundial. El paso del tiempo hizo que la rutina cale entre nuestra vida y, al llegar del trabajo, lo primero que podía escuchar era sus risas desde la computadora, y luego ensayaba un saludo frío, mientras que con la mirada seguía los movimientos del monitor.
El recurso más abusado por la humanidad entera es recordar el pasado, compararlo con el hoy, decir que ayer estábamos mejor. A decir verdad, los sucesos se ven mejor a través del vidrio empañado del recuerdo. Así fue como empecé a percibir la relación, a todo lo que pasaba. Traía sucintamente a mi mente, momentos en que cocinábamos juntos, escuchando la radio, bailando lentos tangos frente al ventanal del departamento. Las veces que nos amamos sin escatimar caricias, sin guardarnos un abrazo, la posibilidad de mejorar los besos. Y era el hoy que rompía con los años dorados, con la relación desgastada de reproches, subida al caballo de la cotidianidad, con ganas de salir corriendo de todo, pensar que todo fue un sueño y empezar de nuevo en otro lado.
Comencé a dejar de darle importancia a lo que sucedía mientras ella seguía subsumida dentro de ese mundo paralelo, de relaciones virtuales. Lamentablemente, vinieron a mi diferentes hipótesis que, luego, fueron alimentadas con alimento balanceado para llegar a ser razones. Ella me engañaba, debía de estar con otro. Ya no me decía que me quería, no me abrazaba, no me miraba a los ojos.
Camila, mi compañera de vida, iba olvidándose de esas promesas de enamorado, donde uno llega hasta prometer la conquista del mundo tan sólo por un beso de la persona deseada. Y yo no podía con mi vida. La imaginaba con el portero revolcándose en la misma cama que me rechazaba por las noches. Podía ver como se encontraba en bares ocultos, con el afán de provocar hombres empapados de alcohol barato y distenderse desde el anonimato, desde la espontaneidad del acto. Pensaba en cómo arreglaba para encontrarse con alguien que habrá conocido por la web y se marchaba a lugares que jamás hubiese pensado pisar. También, acondicionaba mi mente preparándola para ese día donde ella legaría a decirme que se iba, que se marchaba con un angoleño vendedor de relojes a África, que se llevaba la fuente de los ravioles, que me cuide, que sea feliz.
Sin embargo, un día pedí respuestas. Quería saber algo, la incertidumbre es la peor situación donde un ser se pueda encontrar, donde se vislumbra representaciones de la desesperación. Estábamos haciendo el amor y ella estaba desganada, lo justificaba con un día largo, que estaba cansada. Me rehusé a pensar que estaba con otros, que a eso se refería pero las configuraciones de ella desnudándose en lugares inhóspitos, buscando, luego, sus pertenencias, tal vez su corpiño por entre irresueltos versos pronunciados en un zaguán que intentaran enfatizar la belleza de sus tetas. Y la ví llorar. Camila lloraba, conteniendo las lágrimas, como ahogándose por dentro, mientras giraba su cabeza hacia otro lado, para no verme, deseando que todo acabe, que ya sea mañana y me vaya a trabajar.
Reprimí las ganas de insultarla, de escupirla, de decirle que si quería estar con otro que era libre, que por mi se vaya. No logré contener mucho tiempo el impulso y le dije que lo sabía todo, que se podía ir, que no hacian faltas explicaciones. Camila siguió llorando y me abrazó, me dijo que no quería que todo ocurriera así, que perdone su falta, que pensó que yo lo iba a entender.
Con el revés de mi mano derecha, le atiné un cachetazo y luego la abracé, con lágrimas en mis ojos le dije que la amaba y que no podía creer que hiciera todo esto. Me cubrí con las sábanas mi desnudes aunque sentía que estaba en pelotas desde el alma.
Camila se acarició la parte de la cara maltratada y comenzó a reprimir las lágrimas, con la mirada perdida de la congoja, tal vez sin saber cómo recuperar la dignidad luego del adulterio.
- Perdón, Diego, no sabía que te iba a molestar tanto. - tuvo el descaro de decir.
- Y, corazona, contento no me iba a poner, ¿qué crees vos? - prendí un cigarrillo, había comenzado a fumar hacía poco, a escondidas, desde que ella dejó de decirme que la vida sin mí era imposible.
- Pero pensé que te iba a gustar, que lo ibas a disfrutar, todos participamos en esto. - su mirada seguía buscando explicaciones, excusas, perdida en el mar de las posibilidades, brillando con la intensidad del azul ausente.
- ¿Cómo todos? Vos estas loca, nena. Te podes ir a la puta que te parió. Salí de acá y hacete culear por una manada de delfines. - proferí con la penetrante retorica que me caracteriza.
- Sí, Diego, todos. Sí queres me voy, lo menos que pretendo es hacerte mal. Quiero lo mejor para vos, por eso estaba organizando una fiesta sorpresa, dentro de poco es tu cumpleaños pero si no te gusta, hacemos otra cosa. - dijo Camila.
Yo me eché a llorar, mientras las lágrimas discurrían sobre mi lastimada alma, con la mirada extraviada, en busca de explicaciones, de excusas, perdida en el mar de las posibilidades, brillando con la intensidad del azul ausente.
Camila tomó alguna de sus cosas con la oportunidad que le brindaban sus manos y se marchó. Antes de cruzar el umbral de la puerta lloró nuevamente y pidió que no la espere más, que se había cansado, que quería conocer a alguien más, darse una oportunidad de amar.

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3 comentarios:

  1. Percepción: Significación que se brinda desde la experiencia personal y la subjetividad que modifica la significación colectiva, adaptándola a la visión personal.
    Teoría de Thomas: Profecía autocumplida. La configuración de un campo psicológico por parte del individuo, hará que las acciones devenidas en el campo ambiental futuro sean reales, a partir de la percepción.

    Las definiciones que acabo de alcanzar, son para entender un poco más el texto, darle un carácter, digamos, educativo o pedagógico.
    En sí, aprobé psicología y lo compartido es una de las cuestiones aprendidas que han perdurado luego de rendir el final.

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  2. Felicitaciones por aprobar, yo te dije.
    Siempre fuiste igual "Ay, no voy a aprobar, no sé nada" En ese sentido, siempre odié.
    En cuanto al texto, sin palabras. A veces por suponer... no terminamos autocagando la existencia, y la de los demas tambieén. Una vez me dijeron: El otro nunca piensa como vos pensas qe podria llegar a pensar, asi qe si tenes dudas, preguntale qe le pasa, no supongas.
    No lo hice, claro. Pero nunca es tarde para empezar, no?

    Saludos! :)

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    Respuestas
    1. Con la más sincera pretensión, le digo que siempre pienso que me va a ir mal. Es que me va mal en todo, ya se me hizo costumbre. ¡Qué le vamos a hacer!
      En cuanto a lo otro, sí, claramente es así. Aunque, en ocasiones, el instinto es el mejor aliado. La corazonada es el palpito hacedor de milagros. Por lo menos, así, un muchacho pisó suelo americano en 1492. Otro, con ello, pensó que tomar la Bastilla era una buena idea. Y otro, un poco más acá, se ánimo a escribir un blog, dejarse lastimar.
      Éxitos.

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